Me considero periodista, pero poeta, porque mi carrera discurre por ambos oficios. Sin embargo, son tan opuestos que elijo el ‘pero’ para separarlos: el periodismo debe contar la realidad como es, mientras que la poesía debe deformarla a través del lenguaje para crear belleza o ser capaz de sorprender con ella.
En 2022 publiqué mi primer poemario, El burán y otras formas de soplar (Editorial Talón de Aquiles) junto a mi amiga Sandra Barroso, una excelente poeta. La premisa en aquel caso era contar nuestro catálogo más primario de emociones y sentimientos (la vergüenza, la tristeza, la recuperación, la contradicción, los apoyos) a través del viento.
En 2023 salió al mercado Son Tormentas (Bala Perdida), un libro nacido de las inclemencias
sentimentales de varios años de mi vida.
Actualmente Playas posibles está a punto de ver la luz.